Entrevista con David Biisbal


#Close to David Bisbal: “‘Matilda’ y ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ marcaron mi infancia” El cantante recuerda su infancia feliz en Almería y cómo el éxito ha venido gracias al esfuerzo y el trabajo, mucho trabajo.

 

Una de las claves de estas conversaciones ‘Close to’ es conseguir que se desarrollen en un ambiente de calma, sin prisas, en el que no miramos el reloj y nos dejamos llevar por lo que vaya surgiendo. Con David Bisbal, no fue posible. Tengo la sensación de que el paso de los años le ha dejado un poso evidente de madurez, pero también le está llevando a vivir la vida con aceleración. Supongo que la disfruta, porque transmite la felicidad que le aporta, pero para el interlocutor es una carrera de obstáculos contrarreloj.

Hablamos exactamente trece minutos y, en ese tiempo, tuve que hacer un ‘dos en uno’: promoción de su canción en ‘Tadeo Jones 2′ y esta charla entre amigos. Toda una prueba de fuego pero, como dice el título de dicha canción, “todo es posible”. “Eso dice y es verdad. Lo importante es no rendirse nunca, pelear por tus objetivos y trabajar duro para conseguirlos. Si pones mucho de tu parte, es posible que tengas mucho a tu favor para hacer posible lo que deseas”.

The Luxonomist: ¿Pusiste algo de ese empeño para convertirte, junto a Tini, en la voz musical de este ‘Tadeo Jones 2’?

David Bisbal: Algo hice (risas). Estoy feliz, sinceramente, con esta experiencia. Ya había tenido la oportunidad de tener canciones en alguna novela y otras películas de animación. La primera entrega de ‘Tadeo Jones’ me gustó muchísimo, la vimos en familia y, cuando vi la posibilidad de participar en ésta, no la dejé escapar. Ya te puedes imaginar que la volveré a ver en familia, sobre todo con mi hija Ella. El mundo de los niños es pura magia.

TL: ¿Algo de esa fascinación tuya la dejaste ver en ‘La Voz kids‘?

DB: ¡Qué experiencia, Amalia! Hay que vivirla para saber lo que se siente. Ha sido algo único, de verdad, tanto en mi carrera como en mi vida, porque me ha hecho crecer como persona. La magia que tienen los niños es muy verdadera, muy auténtica, y creo que eso ha quedado reflejado en la televisión. Siento que el público se ha enamorado de esas personitas y de sus sueños, que son muy de verdad. Al final, aunque crezcas y te conviertas en un adulto, ese sueño siempre lo tienes, permanece.

TL: Estos guiños a la infancia, como grabar la canción de Tadeo por ejemplo… ¿lo haces por ti o porque quieres que, en el futuro, tu niña presuma de padre molón? (risas)

DB: (risas) ¡Me has pillado! Por las dos cosas. He perdido la cuenta de las veces que veo con mi hija este tipo de películas. Los niños son inagotables y pueden verlas una, otra y otra vez ¡y nunca se cansan! También tengo que decirte que yo tenía especial empeño en Tadeo porque es una producción nuestra, española, de nuestro país. Eso me produce una gran felicidad, porque está considerada como una producción de las grandes y es de aquí.

TL: Como hace ahora tu hija Ella… ¿de niño ibas al cine?

DB: ¡Claro! Recuerdo, como si fuera hoy ver los ‘Gremlins’ y ‘Titanic’. Me acuerdo perfectamente del estreno de esta película. No había localidades, me puse en primera fila y casi me mojo (risas). Siempre he disfrutado mucho del cine. En aquellos años, todos los almerienses íbamos al Cine Imperial que, desgraciadamente, ahora ya no existe. Me da muchísima alegría recordar aquel tiempo, fíjate. Gracias por haberme llevado de nuevo hasta allí.

TL: ¿Era la época en la que la música ya estaba instalada en tu vida?

DB: Como profesional empecé a los 18 años, pero ya cantaba desde niño. Es algo que estoy convencido que llevo dentro desde bebé.

TL: Y esa dedicación a la música ¿te hizo perder etapas importantes con respecto a tus amigos, por ejemplo?

DB: Yo creo que no, más bien al revés. Tengo el recuerdo nítido de que, de niño, jugaba y aparte, cantaba. Mi etapa de niño nunca la perdí por la música. No tenía una obligación con ella. Lo que yo hacía era que jugaba a cantar.

TL: ¿Te recuerdas un niño feliz?

DB: Uuufff, muy feliz, muchísimo. Mi etapa de niño fue excelente, en todos los sentidos. Recuerdo mi barrio como una comunidad maravillosa de vecinos. Sin ser un barrio cerrado, prácticamente todos los vecinos lo hacíamos así. Entre la carretera de Granada y el barrio de Los Ángeles, creamos una comunidad de diferentes barrios en la que todos nos conocíamos.

TL: Aunque no muy lejanos, parecen otros tiempos..

DB: Es verdad, ahora todo es distinto. Recuerdo una niñez de máxima libertad, mucha seguridad y, sobre todo, de juegos infinitos. Eran unos años en los que inventaba cantidad de cosas con los amigos. Recuerdo que jugábamos al fútbol. Eran partidos legendarios, de siete horas, en los que existía el avituallamiento. Teníamos a nuestro alcance la ventana y la puerta de mi casa. Cuando estábamos hambrientos le pedía a mi madre lo que hiciera falta, nos lo daba por la ventana y seguíamos jugando. Si nos apetecía jugar al beisbol y no teníamos con qué, cogíamos unos palos, una lata y se convertían en el mejor bate y la mejor pelota. Era fantástico. De verdad, me recuerdo un niño muy feliz.

TL: ¿Eras el protagonista de una infancia más sana, tal vez..?

DB: Sin duda. Es cierto que ahora, tratamos de proteger lo máximo posible a nuestros niños porque tienen unos peligros que nosotros no conocíamos. Y también tienen a su alcance una serie de medios que nosotros no teníamos. Es la era de las redes sociales, de los teléfonos inteligentes, de las tablet. Viven una infancia distinta y debemos aprender a educarlos con esas novedades en sus vidas. También depende de dónde vivas ¿eh?, porque en los barrios pequeños se sigue teniendo esa libertad que yo tuve.

TL: Veo que te gusta recordar, volver a tus raíces. ¿Cuál es ese recuerdo recurrente que te viene siempre a la cabeza cuando vuelves la vista atrás?

DB: Quizá los veranos, porque era la época en la que los niños nos sentíamos libres de la presión del colegio. En Almería el verano es especial porque la playa y el entorno natural que tenemos en nuestra costa, hace de esa zona un lugar mágico. Cuando queríamos ir a la playa de la ciudad, mis tíos se encargaban de llevar el pescado frito y nosotros de estar en la playa para coger sitio, a primera hora de la mañana, porque luego se llenaba y era imposible encontrar un hueco. Era una aventura fascinante (risas). Si queríamos un entorno más espacioso, nos íbamos al parque natural del Cabo de Gata, donde las playas son de ensueño.

TL: Espero que, entre juegos y baños, tuvieras tiempo para leer algo más que los libros del colegio…

DB: En aquel entonces me gustaba leer. La señorita Lucía, que era mi profesora de Lengua en el colegio, nos hacía leer unos libros mágicos que, con el tiempo, se convirtieron en películas. ‘Matilda’, por ejemplo, fue para mí un libro del que nunca conseguiré olvidarme, al igual que ‘Charlie y la fábrica de chocolate’. Fueron dos libros que me marcaron mucho e hicieron volar mi imaginación. Las películas que hicieron sobre ellos fueron estupendas, sobre todo la de Charlie. No lo había vuelto a recordar hasta ahora, ya ves.

TL: A lo largo de la travesía de esa niñez a la madurez de hoy, entiendo que hay otras películas en tu lista de preferencias…

DB: Ha habido varias. Las primeras de ‘Superman’, por ejemplo, son imprescindibles. Luego, sin duda alguna, ‘Gladiator’. Es una de mis películas favoritas en todos los sentidos: por la historia, porque siempre me han encantado las películas históricas y porque Russell Crowe, a mi juicio, hace un papel fabuloso. Es una película que me ha dejado siempre un poso especial.

TL: Siguiendo con los recuerdos… ¿en el mejor de tus sueños imaginaste llegar a disfrutar de todo lo que hoy tienes?

DB: ¿Te digo la verdad? En el mejor de mis sueños quería grabar un disco. A veces esos sueños se cumplen y, si eres cabezón como yo, puedes conseguir que al final ese sueño se multiplique y se cumplan muchos más. Ahora bien, para que se cumplan hay que trabajar fuerte y muy duro. No hay otro secreto que la constancia y la perseverancia para lograr lo que quieres.

TL: ¿Te imaginas haciendo otra cosa?

DB: A lo largo de estos 15/16 años he conseguido hacerlas. Son acciones ajenas a la música aunque, en cierta medida, van ligadas o han sido consecuencia de ella. Mi parte altruista, como Embajador de Unicef, es una de ellas. Es algo fascinante porque no se queda solo en el nombramiento, sino que me ha llevado a trabajar con ellos en diferentes países y me ha fascinado su labor solidaria y desinteresada. A mis seguidores siempre les pido que luchen por los derechos de los niños de todo el mundo. He participado en otras acciones solidarias, pensando siempre en la infancia: niños con Síndrome de Down, con cáncer, con enfermedades raras… Esa implicación me aporta mucho y seguiré haciéndola siempre que me requieran.

TL: Hemos agotado el tiempo que me han dado, así que llega el momento de la pregunta que cierra estas conversaciones ‘Close To’. ¿Qué pensaría el niño de Almería que jugaba al beisbol con un palo y una lata del hombre triunfador en el que te has convertido?

DB: No sé si sería mi fan (risas), pero estoy seguro de que en ‘La Voz kids’ le habría caído bien. De lo que estoy seguro es de que fliparía mucho con todo lo que he vivido.

Fotos y Entrevista por: Amalia Enríquez

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