David Bisbal: "Nadie está preparado para un éxito como el que yo tuve"


David Bisbal: "Nadie está preparado para un éxito como el que yo tuve" La promoción de su nuevo disco es la excusa perfecta para hablar de música, sí, pero también del éxito, del que es 'cliente habitual' desde hace casi dos décadas, y hasta de Cataluña.

De aquella ciclogénesis explosiva que fue Operación Triunfo, muchos juguetes rotos se quedaron en el camino, como despojos de radiofórmula. Han llovido 18 años desde entonces, cuando el Ave María, cuándo serás mía, y muy pocos, si acaso él mismo y pare usted de contar, se mantienen en primera línea.

David Bisbal ya no es sólo el zagal aquel de los tirabuzones áureos y las piruetas esquizofrénicas, cuando parecía una caricatura de sí mismo. Hoy, con la venia de Julio Iglesias y Alejandro Sanz, es uno de los cantantes españoles con más predicamento aquí y allí, dentro y fuera, en España y en Latinoamérica.

¿Trabajo duro, suerte, inteligencia? Ni él mismo sabe explicar los mimbres de su éxito: «Lo único que he hecho es seguir un patrón de disciplina: deporte, alimentación, estudio... Y, sobre todo, estar muy encima de cada uno de mis trabajos. Esa es mi receta».

Como las matemáticas no fallan, sirva el vértigo de estos números para entender su celebridad supersónica: seis millones de discos vendidos, 60 discos de platino, 1,2 billones -con be- de visualizaciones de sus vídeos en internet, más de 1.000 conciertos por todo el mundo, 20 millones de seguidores en redes sociales, tres Grammy latinos, tres Billboard y dos Ondas. Es también, según la agencia Personality Media, un personaje identificado por el 97% de la población española, una cifra que ya quisiera para sí cualquier político. Pero él insiste, con ese deje tan del pueblo llano de quitarse importancia, que «lo que vale es el cariño de la gente». Y añade: «Yo, en los números, me fijo poco».

Pregunta: Muchos de sus compañeros de 'reality' sucumbieron a la presión, fracasaron en lo profesional y necesitaron, incluso, ayuda psicológica...

db: Te aseguro que nadie está preparado para asumir el éxito que tuve que soportar de la noche a la mañana. Pero siempre he sido un muchacho que se ha dejado aconsejar. Cuando uno cree que lo sabe todo y va de listillo, las cosas empiezan a fallar y a no funcionar como deberían. Hay que ser curioso, abrir los ojos y los oídos, preguntarlo todo. ¿Y por qué hay que hacer este programa de televisión? ¿Y para qué es esta entrevista? ¿Y este viaje? ¿Cuándo hacemos esto? ¿Y esto otro? Me ha gustado implicarme en cada paso del proceso, porque un músico no sólo es músico cuando sube al escenario a cantar. Yo soy músico, sí, pero también soy responsable de marketing y voy a las reuniones del equipo, y soy comercial porque tengo que vender mi trabajo ante los medios de comunicación, y soy distribuidor porque voy a los centros comerciales a firmar discos.

Pregunta¿Ha callado usted muchas bocas en todos estos años?

db No me gusta esa expresión. Pero sí es cierto que, cuando salí de Operación Triunfo, la gente se preguntaba si sería capaz de mantener ese éxito tan brutal a lo largo del tiempo. Había dudas, y tenían razón. Achacaban el boom a un fenómeno televisivo, y lo difícil vino cuando el programa se terminó y tuvimos que seguir nuestro camino sin esa plataforma. Y ahí entran en juego el esfuerzo, la dedicación y, sobre todo, la paciencia. Recuerdo que mi compadre Alejandro Sanz me dijo una vez: «Tú ya tienes muchos seguidores que te quieren. Ahora debes ganarte el respeto de tus compañeros, de los músicos». Y eso se me quedó grabado a fuego.

Pregunta No sólo en España, sino también al otro lado del charco...

db Cuando salí de Operación Triunfo y grabé mi primer disco fui a Latinoamérica de promoción, y lo que sucedió allí me gustó mucho. Venía de un fenómeno de masas en España, y allí tuve que empezar de cero. Me encantó ir a radios pequeñas, al periódico más modesto, a la televisión local... No era el chico de la tele. Era, simplemente, David Bisbal, un chaval de Almería que cantaba.

db Con esa paciencia de la que presume, ese joven de Almería que se ganaba los cuartos en la orquesta Expresiones, hijo de modista y boxeador, ha ido tejiendo una carrera sustentada en siete álbumes de estudio. El primero, aquel Corazón latino cocinado en tiempo récord en las faldas de Gestmusic nada más salir de la Academia. El último, En tus planes, a la venta a partir de mañana. «Por supuesto que hay canciones que responden al mercado de la radiofórmula, hay una búsqueda del streaming, de lo comercial», explica sobre su próximo lanzamiento. «Pero también me he dado algunos caprichos con temas menos convencionales, con letras más elaboradas o acordes diferentes».

Pregunta El disco llega tras un año redondo. Acaba de cumplir 40 años, en abril fue padre de su hijo Matteo... ¿Cómo se traduce eso en su música?

db Son letras que hablan del paso del tiempo, de la calma, de darle prioridad a las cosas que realmente importan...

Pregunta Lo que viene llamándose madurez.

db Tengo 40 años y no cambiaría este momento por ningún otro. Porque me siento mucho más capacitado y vital que hace 10 o 20 años. Y porque la felicidad que tengo ahora no la he tenido nunca. Ha habido épocas en mi carrera en las que todo pasó tan deprisa que a veces, si echo la vista atrás, no consigo acordarme de nada. Eso ya no me pasa.

Pregunta Con ese nervio que parece que usted se gasta, cultivar la paciencia no ha de ser fácil.

db Es que con prisas no se va a ningún sitio. Soy un culo inquieto, sí, pero eso lo he utilizado para seguir estudiando y formándome, para mejorar mis técnicas vocales...

Pregunta Y esa cosa tan loca que es la fama, ¿nunca se le ha subido a la cabeza?

db Jamás.

Pregunta Júremelo.

db Te aseguro que no. Yo vengo de Almería, donde mis padres me educaron de una manera muy natural, en un entorno en el que era imposible, porque no me lo habrían permitido, que el éxito me cegase. Y juro por Dios que cada cosa importante que he vivido, los Grammys, Viña del Mar, actuar en el Albert Hall de Londres o el Carnegie Hall de Nueva York, ha sido una bendición. Si uno se cree el mejor, siente que ya no tiene la necesidad de mejorar, y por lo tanto no se esfuerza. Y eso no puede suceder.

Pregunta ¿Que si me duele Cataluña? Pues sí, me duele Cataluña, pero también me duelen Chile, Bolivia o Venezuela

db Sin embargo, y por mucho que se empeñe en esquivar los estragos de esa fama que le persigue desde hace ya 18 años, cada uno de sus pasos (bodas, bautizos, divorcios, etc.) ha despertado el interés de los medios. Y así, la vida de Bisbal se sucede en ese difícil equilibrio entre la música y la vida privada. «Desde el principio yo he tenido muy claro que soy cantante», explica tajante. «Todo lo demás, sobra. Eso no quiere decir que si un día voy a la montaña y me apetece, no pueda subir una foto del momento a mis redes sociales. O si me caso, que no comparta ese día tan especial con una imagen. Pero nada más. Por encima de todo, yo soy un tipo normal que lleva a sus hijos al colegio, que tiene una esposa y una madre y una hermana, que come sushi y va a la playa. De ahí a que esa esfera íntima tenga que ser de dominio público hay un abismo».

Pregunta Pero escapar del acoso de la prensa rosa parece imposible, ¿no?

db Yo lo intento, aunque no siempre lo consigo. Y siempre pongo el ejemplo de Raphael. Ha llevado el nombre de España por todo el mundo, tiene una familia ejemplar, y jamás ha dado una exclusiva o un escándalo.

Pregunta Sin embargo, la fama también puede ser un altavoz para las buenas causas. Venga, aprovéchese. ¿Qué me dice del cambio climático?

db  Yo practico senderismo y submarinismo, así que estoy muy concienciado con este problema. También he puesto mi granito de arena gracias a la campaña The plastic monster. Los personajes públicos tenemos que alzar la voz, pero eso no sirve de nada si los que mandan no toman medidas.

Pregunta Y ya que estamos... ¿qué hacemos con Cataluña?

db  Yo soy un fanático de la política y tengo mi ideología muy clara, aunque nunca haya hablado de ello en un medio de comunicación. Y sólo voy a decir una cosa: he vivido en Cataluña, amo Cataluña, algunos de mis mejores conciertos los he dado en Cataluña, y me asombra esa polarización tan extrema. ¿Que si me duele Cataluña? Pues sí, me duele Cataluña, pero también me duelen Chile, Bolivia o Venezuela.

Ellmundo.es

Tengo Roto El Corazón