David Bisbal ofrece un concierto acompañado de la Orquesta Ciudad de Almería
Tuve la suerte de nacer en el 90 y como millennial de bien pude ver de buena gana Operación triunfo. Crecí viendo cómo se gestaba el fenómeno y disfrutando con el paso de los años de las buenas cosechas que ha dado ese programa. En la banda sonora de mi vida hay mucha música de algunos artistas salidos de la Academia, pero la de David Bisbal siempre está ahí, orbitando a mi alrededor y frecuentando mis listas de Spotify. Su discografía es un valor seguro y me gusta revisitarla de vez en cuando. Por eso, cuando me pongo nostálgico y la pandemia lo permite, me gusta liarme la manta a la cabeza y plantarme en uno de sus conciertos para cantar (y gritar) los himnos que ya forman parte del imaginario colectivo.
Eso es lo que hice este lunes. Hacía un frío que pelaba y llovía, pero no tiene uno todos los días la oportunidad de ver a David Bisbal en concierto en el Teatro Real y con una versión filarmónica inspirada por Cosentino, así que me puse mis mejores galas por si las moscas y allí que fui a cantar con el almeriense. Y menudo espectáculo. Acompañado de la Orquesta Ciudad de Almería, dirigida por Michael Thomas, Bisbal apareció en el impresionante escenario del Teatro Real vestido de pingüino (no en sentido figurado) y listo para mostrar a su público de toda la vida un repertorio de canciones adaptado a una gran orquesta sinfónica. El concepto, sabiendo el estilo del cantante, puede generar dudas en un primer momento. Sin embargo, en cuanto las luces se apagan y el show comienza, todas esas dudas desaparecen y lo que queda es disfrutar.
Y se disfruta de lo lindo, porque Bisbal no se anda con remilgos y empieza fuerte interpretando Esclavo de tus besos y Silencio. Dos versiones distintas, pero que mantienen la esencia del almeriense y logra lo que se pretende: levantar al público de la silla y hacerlo cantar. "Es un enorme placer estar en el Teatro Real. Es mi séptima vez aquí, pero esta ocasión es muy especial porque estoy con la Orquesta Ciudad de Almería", dijo el cantante en cuanto tuvo oportunidad. "Dicen que los sueños son muy difíciles de conseguir, pero todavía es más difícil superarlos. Pero con este proyecto estoy superando un sueño que tenía guardado en mi corazón y se lo debo a la familia Cosentino".
Siguió, porque la fiesta no había hecho más que empezar, con No amanece y Camina y ven. El público (y yo también, claro) enloqueció y bailó desde el asiento, todavía no había llegado el momento de levantar el culo de la silla. Terminó entonces la primera parte y tocó recurrir al sentimiento, a las baladas más importantes de su carrera: Mi princesa, Culpable, Lo tenga o no y Dígale acompañadas de la orquesta fueron simplemente una pasada. Bisbal lo sabía, por eso se recreó y vocalmente estuvo impecable. Y entre canción y canción, con su soltura y desparpajo, aprovechó para mandar algunos mensajes. No se olvidó de su mujer: le mandó un beso a Rosanna Zanetti en pleno climax de Mi princesa y después, con Culpable, le dedicó un bonito mensaje a sus pequeños: "Ahora soy el hombre más rico del planeta porque el amor siempre corretea por mi casa".
También tuvo tiempo para sus incondicionales, para los fans de toda la vida: "La próxima canción, Dígale, me gustaría dedicarla al club de fans 'Siempre contigo'. Me han acompañado desde el principio, desde que salí en televisión con ese pelo largo. Me estoy contendiendo para darle la seriedad que merece el concierto de la filarmónica, pero por dentro sí, quiero dar vueltas", bromeó antes de regalarnos una recta final de escándalo. Pero escándalo de los buenos.
Se dejó lo mejor para el final, al menos lo mejor para uno que creció bailando sus hits en las verbenas de los pueblos. Y es que después de Abriré la puerta y Si tú la quieres, David Bisbal sacó la artillería pesada y cantó a pleno pulmón Bulería y Ave María. A estas alturas de la película, el público ya estaba entregado a la causa y, con los brazos bien altos y las piernas estiradas, se dejaron la voz con estos temas que forman parte de la historia de la discografía de David Bisbal, pero también de nuestra propia historia. Eso fue David Bisbal Filarmónica by Cosentino, un viaje por la historia artística del cantante y por todos esos momentos de nuestra vida en los que, alguna vez, ha estado él poniendo banda sonora.